Los altos niveles de bario, junto con óxido de aluminio, ya han sido identificados entre los contenidos de los chemtrails por medio de pruebas científicas.
En el año 2002, durante un período de tres meses se recogieron tres muestras separadas de agua de lluvia y nieve de Chapel Hill, Carolina del Norte, EE.UU. Fueron recogidas y presentadas para su análisis de laboratorio. Teresa Aigner, un ingeniero medioambiental acreditado, se encuentra una cantidad significativa de bario, aluminio, calcio, magnesio y titanio en las muestras.
Después de realizar el informe llegó a la conclusión de que las estelas de condensación estaban siendo fabricadas artificialmente. Agregó que cualquier persona responsable de los chemtrails está violando más de una docena de leyes y reglamentos.
En 1974 un hombre llamado Henry Kissinger realizo un estudio para los EE.UU llamado "Memorándum de Estudio de Seguridad Nacional (NSSM 200): Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial para la Seguridad de EE.UU. y de intereses en el extranjero". Este estudio, también conocido como el Informe Kissinger, señaló que el crecimiento de la población en los llamados países menos desarrollados representan una seria amenaza para seguridad nacional de EE.UU. El estudio se ha adopto como política oficial en noviembre de 1975 por el presidente no electo Gerald Ford y ejecutado por Brent Scowcroft, quien había remplazado a Kissinger como asesor de seguridad nacional.
El memorándum NSSM 200 describe un plan encubierto para reducir el crecimiento de la población en los países del Tercer Mundo a través de control de natalidad, guerra y el hambre. En ese momento director de la CIA George HW Bush se le ordenó asistir junto con los secretarios de Estado, Tesoro, Defensa, y Agricultura. En una entrevista en 1981 relativa a la superpoblación, ex Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor y el Consejo de Relaciones Exteriores del ranking Maxwell Taylor, después de defender la reducción de la población a través de guerras limitadas, enfermedades y hambre, concluyó felizmente:
"Ya he cancelado más de mil millones de personas. Estas personas se encuentran en lugares de África, Asia y América Latina. No podemos salvarlos. La crisis de la población y la cuestión del suministro de alimentos dictan que no podemos, ni siquiera debemos intentarlo. Es una pérdida de tiempo."
Expresando la misma filosofía que Taylor y otros miembros globalistas, el príncipe Felipe de Inglaterra en la revista People declaró:
"el crecimiento de la población humana es probablemente la más grave amenaza a largo plazo para la supervivencia. Estamos en un gran desastre si no se frena, no sólo para el mundo natural, sino para el mundo humano. Cuanta más gente hay, vamos a consumir todos los recursos, más contaminación, más guerras. No tenemos otra opción. Si no se controla de manera voluntaria, tendremos un aumento de las enfermedades, el hambre y la guerra"
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